El compositor más influyente de la historia de la música occidental nació el 27 de
enero de 1796 en Salzburgo, sede de un arzobispado. Su padre, Leopold Mozart,
era miembro de la capilla arzobispal. Desde su más tierna infancia, Mozart mostró
un talento musical tan prodigioso que su padre se consagró a la educación del
niño y a exhibir sus habilidades por toda Europa.
En esas presentaciones, el chico no sólo interpretaba piezas preparadas, sino que
también improvisaba y, al mismo tiempo, componía: Escribió sus primeros
minuetos con 5 años; la primera sinfonía a los 8, su primer oratorio a los 11 y su
primera ópera a los 12. En su catálogo encontramos más de 600 composiciones
que aparecen numeradas por primera vez en la compilación hecha por Koechel en
1862 y puesto al día por Einstein, por eso la K que acompaña al nombre de las
composiciones de Mozart se utiliza universalmente para designar sus obras.
Como todos sus contemporáneos, Mozart era un compositor comercial. Él
esperaba que su música se ejecutase, gustase y así, ganar dinero con ella. En
1781, abandona el arzobispado de Salzburgo y se establece en Viena. Y sus
primeros años allí fueron bastante prósperos. Su primer gran éxito en esta ciudad
fue con la ópera El rapto del serrallo, compuesta un año más tarde y representada
en numerosas ocasiones
Mozart escribía música sacra muy a menudo dado que, desde joven, había
estado en contacto con este tipo de composiciones: Su padre tuvo un cargo
oficial en la capilla de Salzburgo y el propio Mozart también. Sin embargo,
salvo escasas excepciones, sus misas, motetes y oratorios no se encuentran
entre sus obras más celebradas. Las misas están compuestas siguiendo el
estilo sinfónico-operístico pensado para coro y solistas que se alternan con
acompañamiento orquestal. La última obra completada por Mozart fue su
Cantata Masónica… sin embargo, su última creación, sería el Réquiem K. 626,
obra que el autor no vería terminada.
Mozart murió el 5 de diciembre de 1791… Su entierro en una fosa común... la
precaria situación económica en la que quedó su familia... son sólo algunos de los
apuntes que han trascendido y ayudado a aumentar el mito de un autor para el
que componer era como un juego, un disfrute que, quizás, precisamente por eso,
dio lugar a una producción musical dueña de una belleza que seguiremos
celebrando.
enero de 1796 en Salzburgo, sede de un arzobispado. Su padre, Leopold Mozart,
era miembro de la capilla arzobispal. Desde su más tierna infancia, Mozart mostró
un talento musical tan prodigioso que su padre se consagró a la educación del
niño y a exhibir sus habilidades por toda Europa.
En esas presentaciones, el chico no sólo interpretaba piezas preparadas, sino que
también improvisaba y, al mismo tiempo, componía: Escribió sus primeros
minuetos con 5 años; la primera sinfonía a los 8, su primer oratorio a los 11 y su
primera ópera a los 12. En su catálogo encontramos más de 600 composiciones
que aparecen numeradas por primera vez en la compilación hecha por Koechel en
1862 y puesto al día por Einstein, por eso la K que acompaña al nombre de las
composiciones de Mozart se utiliza universalmente para designar sus obras.
Como todos sus contemporáneos, Mozart era un compositor comercial. Él
esperaba que su música se ejecutase, gustase y así, ganar dinero con ella. En
1781, abandona el arzobispado de Salzburgo y se establece en Viena. Y sus
primeros años allí fueron bastante prósperos. Su primer gran éxito en esta ciudad
fue con la ópera El rapto del serrallo, compuesta un año más tarde y representada
en numerosas ocasiones
Mozart escribía música sacra muy a menudo dado que, desde joven, había
estado en contacto con este tipo de composiciones: Su padre tuvo un cargo
oficial en la capilla de Salzburgo y el propio Mozart también. Sin embargo,
salvo escasas excepciones, sus misas, motetes y oratorios no se encuentran
entre sus obras más celebradas. Las misas están compuestas siguiendo el
estilo sinfónico-operístico pensado para coro y solistas que se alternan con
acompañamiento orquestal. La última obra completada por Mozart fue su
Cantata Masónica… sin embargo, su última creación, sería el Réquiem K. 626,
obra que el autor no vería terminada.
Mozart murió el 5 de diciembre de 1791… Su entierro en una fosa común... la
precaria situación económica en la que quedó su familia... son sólo algunos de los
apuntes que han trascendido y ayudado a aumentar el mito de un autor para el
que componer era como un juego, un disfrute que, quizás, precisamente por eso,
dio lugar a una producción musical dueña de una belleza que seguiremos
celebrando.