La historia detrás de la odontología no ha sido fácil de contar, sin embargo ya existe un museo escondido entre las paredes de la facultad de estomatología que nos podría ayudar a conocerla.
La maestra Olivia Marín, quien es curadora y responsable del museo, comenta que el mismo era poco frecuentado y que incluso varios de sus alumnos no habían “puesto ni un pie ahí”, tal vez porque la difusión del mismo no había sido correcta o quizá por falta de interés, pero lo cierto es que a pesar del espacio reducido y de su escasa promoción, el museo tiene riqueza y una amplia historia que contar.
La primera impresión que uno se lleva al entrar es la de estar en un consultorio dental de los años 20, en la que uno espera encontrar a un dentista con la clásica bata blanca, zapatos, pantalón de vestir, con lentes y corbata, sentado en su sillón redactando una receta médica en su máquina de escribir.
En esta primera sala, las unidades dentales que se exhiben tienen una lámpara quirúrgica, charola de porcelana en donde se colocaba el instrumental, jeringas de agua y aire, una pieza de mano de alta velocidad y un aparato de rayos X de cono corto. Además encontramos ficheros y estantes en los que se guardaban los expedientes o el instrumental que datan de entre 1920 y 1950.
Y mientras la maestra y yo recorremos la sala, ella me va haciendo observaciones acerca de las fotografías que se encuentran colgadas de la pared. En ellas se muestran la evolución de la odontología en distintas épocas y culturas del mundo, como la griega, la china, la romana, entre otras.
La primera impresión que uno se lleva al entrar es la de estar en un consultorio dental de los años 20, en la que uno espera encontrar a un dentista con la clásica bata blanca, zapatos, pantalón de vestir, con lentes y corbata, sentado en su sillón redactando una receta médica en su máquina de escribir.
En esta primera sala, las unidades dentales que se exhiben tienen una lámpara quirúrgica, charola de porcelana en donde se colocaba el instrumental, jeringas de agua y aire, una pieza de mano de alta velocidad y un aparato de rayos X de cono corto. Además encontramos ficheros y estantes en los que se guardaban los expedientes o el instrumental que datan de entre 1920 y 1950.
Y mientras la maestra y yo recorremos la sala, ella me va haciendo observaciones acerca de las fotografías que se encuentran colgadas de la pared. En ellas se muestran la evolución de la odontología en distintas épocas y culturas del mundo, como la griega, la china, la romana, entre otras.
"La cultura egipcia fue una de las más avanzadas para su época, teniendo dentistas que ya utilizaban el oro o el metal para arreglarle los dientes a los faraones, lo que hoy conocemos como ortodoncia"
"La cultura egipcia fue una de las más avanzadas para su época, teniendo dentistas que ya utilizaban el oro o el metal para arreglarle los dientes a los faraones, lo que hoy conocemos como ortodoncia", dice la maestra Olivia mientras ve una de las fotografías en la que se muestra a un hombre tratando de extraerle la muela a una mujer.
En la siguiente sala, se aprecian unas vitrinas de madera en las que cuidadosamente están colocados morteros, hornos para fundir, instrumental para endodoncia, materiales de impresión, charolas de ónix y porcelana, así como asientos dentales, que parecen de una estética más que de un consultorio dental, siendo uno de los primeros asientos que la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) utilizó para que sus estudiantes pudieran practicar.
“¿Cuántos años crees que tiene ese asiento aquí?”, me pregunta la maestra de manera suave, mientras yo me quedo pensando haciendo una pausa en la conversación. Entonces ella responde: setenta años.
Setenta años, lo mismo que trancurrió hasta ahora desde la fundación de la facultad de estomatología y me atrevo a realizar el comentario de que aquél asiento me recuerda a uno de barbería o estética, a lo que la maestra me responde con una pregunta: “¿me creerías que ese es su origen?”
En la siguiente sala, se aprecian unas vitrinas de madera en las que cuidadosamente están colocados morteros, hornos para fundir, instrumental para endodoncia, materiales de impresión, charolas de ónix y porcelana, así como asientos dentales, que parecen de una estética más que de un consultorio dental, siendo uno de los primeros asientos que la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) utilizó para que sus estudiantes pudieran practicar.
“¿Cuántos años crees que tiene ese asiento aquí?”, me pregunta la maestra de manera suave, mientras yo me quedo pensando haciendo una pausa en la conversación. Entonces ella responde: setenta años.
Setenta años, lo mismo que trancurrió hasta ahora desde la fundación de la facultad de estomatología y me atrevo a realizar el comentario de que aquél asiento me recuerda a uno de barbería o estética, a lo que la maestra me responde con una pregunta: “¿me creerías que ese es su origen?”
En efecto, los orígenes de los asientos dentales datan del siglo XVIII, increíblemente los barberos de la época fueron el antecedente de los dentistas, ya que cada que los clientes iban a cortarse el cabello o a rasurarse la barba, a veces cuando la muela ya era una gran molestia, los barberos se encargaban de extraerla. |
También en esta sala, podemos adentrarnos en la organización de todo el material que los dentistas de 1940 y 1970 utilizaban para hacer profilaxis: las limas, las fresas y dentaduras que, para esos años ya eran lo último en tecnología.
Al llegar a la tercera y última sala, nos encontramos una biblioteca, no tan extensa pero que contiene, manuales, libros antiguos, colecciones de enciclopedias del siglo XIX, escritos en francés, revistas, boletines, apuntes, historias clínicas, recetarios, entre varios documentos más, donados por varios docentes y ex alumnos de la facultad.
Una vez terminado el recorrido, la maestra y curadora Olivia Marín, invita a que podamos apreciar el trabajo y las piezas que se exhiben en el museo, aprovechando para consultar algunos libros, ya que esta exposición es permanente y se encuentra abierta al público de lunes a viernes a partir de las 9:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, de manera gratuita.
Incluso se pueden agendar citas en su página web o hablando directamente a la facultad.
Y como lo dije antes, la historia de la odontología no ha sido fácil de contar, bueno, el museo es tan sólo una pequeña parte de la historia ya que museos como éste sólo hay tres en nuestro país, y sólo uno en el estado de Puebla.
Al llegar a la tercera y última sala, nos encontramos una biblioteca, no tan extensa pero que contiene, manuales, libros antiguos, colecciones de enciclopedias del siglo XIX, escritos en francés, revistas, boletines, apuntes, historias clínicas, recetarios, entre varios documentos más, donados por varios docentes y ex alumnos de la facultad.
Una vez terminado el recorrido, la maestra y curadora Olivia Marín, invita a que podamos apreciar el trabajo y las piezas que se exhiben en el museo, aprovechando para consultar algunos libros, ya que esta exposición es permanente y se encuentra abierta al público de lunes a viernes a partir de las 9:00 de la mañana hasta las 5:00 de la tarde, de manera gratuita.
Incluso se pueden agendar citas en su página web o hablando directamente a la facultad.
Y como lo dije antes, la historia de la odontología no ha sido fácil de contar, bueno, el museo es tan sólo una pequeña parte de la historia ya que museos como éste sólo hay tres en nuestro país, y sólo uno en el estado de Puebla.
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