Te prometo anarquía: retrato de una generación
“Somos nuestro propio monstruo”
Por: Tabata Nishizawa
Sangre, coraje y juventud. De esta manera podemos presentar a la que probablemente sea una de las películas más polémicas de este año. Se trata de “Te prometo anarquía”, creación del director guatemalteco Julio Hernández Cardón, la cual (en opinión de esta cinéfila) no llena las expectativas esperadas.
El filme es un retrato fiel de una generación joven, plagada de rebeldía y expuesta a las situaciones crueles de un mundo violento y desordenado; es México, es su gente, es la necesidad y la pobreza, pero al mismo tiempo es el amor. Aquel amor carnal que no se muestra y que sólo se expresa tras una sucia cortina de algún motel barato por miedo a que la sociedad juzgue a dos hombres que se quieren.
La obra hace uso de diversos elementos estéticos, como el color rojo intenso de fondo en escenas específicas y la genial fotografía a cargo de María Secco, quien no teme mostrar ambas caras de una misma moneda; por otro lado los actores amateur Diego Calva y Eduardo Martínez, quienes a pesar de su corta edad dan cátedra de lo que es una actuación sincera, sin inhibiciones ni prejuicios.
Desde las primeras cinco escenas somos testigos de que la fotografía ha superado al guion, que lamentablemente se queda pobre al no poder acompañar fielmente y mucho menos hacer justicia a las situaciones del filme. Aun así es innegable el reconocimiento y popularidad que la película ha obtenido a nivel nacional e internacional, pues ha ganado mención especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de Morelia, premio del Festival de Cine de la Habana, dos nominaciones a los Premios Ariel y una nominación en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, por mencionar algunos.
En esta vida todo tiene un precio, hasta la sangre; y hay ocasiones en las cuales el amor también se paga caro. Existe un sentido de pertenencia, un evidente maltrato y aun así una profunda dependencia. Existe y no en la pantalla grande, sino en la realidad, a nuestro alrededor; Miguel y Jhonny son la representación de aquello que no aceptamos. Sin duda es una cinta esperada por muchos y que vale la pena juzgar por uno mismo, pues no existe mejor crítico que nuestra propia experiencia.
“Somos nuestro propio monstruo”
Por: Tabata Nishizawa
Sangre, coraje y juventud. De esta manera podemos presentar a la que probablemente sea una de las películas más polémicas de este año. Se trata de “Te prometo anarquía”, creación del director guatemalteco Julio Hernández Cardón, la cual (en opinión de esta cinéfila) no llena las expectativas esperadas.
El filme es un retrato fiel de una generación joven, plagada de rebeldía y expuesta a las situaciones crueles de un mundo violento y desordenado; es México, es su gente, es la necesidad y la pobreza, pero al mismo tiempo es el amor. Aquel amor carnal que no se muestra y que sólo se expresa tras una sucia cortina de algún motel barato por miedo a que la sociedad juzgue a dos hombres que se quieren.
La obra hace uso de diversos elementos estéticos, como el color rojo intenso de fondo en escenas específicas y la genial fotografía a cargo de María Secco, quien no teme mostrar ambas caras de una misma moneda; por otro lado los actores amateur Diego Calva y Eduardo Martínez, quienes a pesar de su corta edad dan cátedra de lo que es una actuación sincera, sin inhibiciones ni prejuicios.
Desde las primeras cinco escenas somos testigos de que la fotografía ha superado al guion, que lamentablemente se queda pobre al no poder acompañar fielmente y mucho menos hacer justicia a las situaciones del filme. Aun así es innegable el reconocimiento y popularidad que la película ha obtenido a nivel nacional e internacional, pues ha ganado mención especial del jurado en el Festival Internacional de Cine de Morelia, premio del Festival de Cine de la Habana, dos nominaciones a los Premios Ariel y una nominación en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, por mencionar algunos.
En esta vida todo tiene un precio, hasta la sangre; y hay ocasiones en las cuales el amor también se paga caro. Existe un sentido de pertenencia, un evidente maltrato y aun así una profunda dependencia. Existe y no en la pantalla grande, sino en la realidad, a nuestro alrededor; Miguel y Jhonny son la representación de aquello que no aceptamos. Sin duda es una cinta esperada por muchos y que vale la pena juzgar por uno mismo, pues no existe mejor crítico que nuestra propia experiencia.