Vanessa Herrera
Nueva escena musical en el DF
Desde Fobia hasta Rey Pila, las calles del ruidoso y atiborrado D.F o de la recientemente nombrada CDMX, como ustedes gusten llamarle, han sido cuna y testigo del nacimiento de grandes proyectos musicales. Es por eso, que esta vez traemos cinco bandas de la nueva escena musical mexicana que merecen toda la atención, ya sea por sus propuestas distintas, sus peculiares nombres o por el simple hecho de ser excelentes en lo que hacen.
Hawaiian Gremlins
A principios de 2013, por las no tan casuales circunstancias de la vida, tres sujetos lograron una gran amistad a base de la belleza del cotorreo y de los gustos musicales en común. Santiago, Paco y Elías, son los nombres de esos chicos que no tardaron nada en armar una de las bandas que más fuerza traen el día de hoy. Hawaiian Gremlins es adentrarse en un viaje onírico entre capas y capas de sonidos distorsionados y armónicos al mismo tiempo. En este grupo, el shoegaze y el lo-fi se escucha a kilómetros con sus coros y reverbs perfectamente cuidados. Las influencias de bandas como Joy Division, The Jesus and Mary Chain y Beach Fossils es clara en cada una de sus canciones. Ya sea que los escuches en el día más soleado con una cerveza en mano, o en estado de depresión en la comodidad de tu habitación, no hay manera de que estos gremlins de camisas floreadas te decepcionen.
O tortuga
De Pantitlán para el mundo, llegan dando patadas y destruyendo todo lo que tienen en frente. Iván, Osmar, Fernando y Quique, cuatro chicos con gustos e influencias musicales bien diferentes que colisionaron en un proyecto tan diferente y peculiar como ellos. Definitivamente esta banda es para oídos de todo. Con una mezcla que va desde el surf y el punk, hasta el rock de los 50 y acompañadas de perfectas letras, cínicas, simples y pegajosas, las canciones de O tortuga garantizan que sin importar tu estado de ánimo, te den ganas de pasarla buena onda y de romper todo a tu alrededor.
Okills
Esta banda será venezolana de nacimiento, pero la evolución de su sonido ha tomado lugar en la ciudad de la chilanga banda. Hace ya 6 años que surgió Okills a manos de Leonardo, Kevin, Alberto y Carlos, unos muchachos de Caracas que decidieron migrar a la Ciudad de México para tener una mejor oportunidad de dar a conocer su proyecto. El sonido de estos cuatro es un revoltijo sabroso entre ritmos tropicales, rock argentino, electrónica, cumbia y bossa nova, que te hace querer bailar. Las influencias en su música son variadas, por ejemplo, en su disco “América Supersónica”, van desde Café Tacuva hasta Daft Punk. Okills representa claro y fuerte lo que su cultura significa, fiesta, ritmo y color.
Love La Femme
Tan sólo con la excelente combinación de palabras en inglés, español y francés en el nombre de este dúo, podemos predecir lo armoniosa que será la música, creada desde 2009 por Marion Sosa y Pablo Valero. Entre sonidos de una guitarra acústica, percusiones sinfónicas y la suave voz de Marion, se crea la perfecta mezcla de nostalgia, esperanza y un dejo de melancolía. La música de Love La Femme evoca todos esos recuerdos que a veces queremos dejar atrás, y les da una nueva perspectiva, una que los hace más amigables.
EURÍDICE
Una banda que significa nuevos comienzos, y el reencuentro de un pintor, un cineasta y un baterista. Javier Areán es el bajista, un talentoso artista plástico; Hari Sama en teclados, clarinete y voz, es un exitoso cineasta; Patricio Iglesias fue baterista de Santa Sabina, considerado el mejor de una época; y Rodrigo de la Mora, guitarrista, es un compositor y productor musical con larga trayectoria. Los integrantes de Eurídice ya andan por los 40 años de edad y lucen orgullosos sus canas, son respetados en sus proyectos individuales y acaban de grabar un disco que no le pide nada a ningún otro. Todo comenzó hace quince años, irónicamente, con un final, pues el nombre de la banda en ese entonces era La Muerte de Eurídice. Pero hoy están de regreso más vivos que nunca, con un sonido lleno de melancolía y de new wave y post punk para reinar en un presente donde el pasado ya no tiene lugar.
Por: Vanessa Herrera Rodríguez.