Por: Tabata Nishizawa
La semana pasado se caracterizó por el estreno de buenas películas, algunas de ellas pertenecientes al tour de cine francés de este año. Sin embargo creo que es importante dar mayor relevancia a los títulos nacionales pues son una muestra de trabajos de los compatriotas, cintas que nos representarán a nivel internacional y una forma de posicionarnos ante el mundo. A pesar de lo anterior, descubrí con gran tristeza que nuestro cine mexicano aún se ve opacado por películas desastrosas que prometen demasiado al espectador y terminan siendo una tomada de pelo. Prueba de esto es la película No manches Frida del director español Nacho García, la cual es un insulto a las obras cinematográficas que se realizan en nuestro país, pero sobre todo a las nuevas promesas del cine mexicano.
La cinta se basa en “Fack ju Gohte” una comedia alemana que obtuvo mucho éxito en Europa, principalmente en su país de origen; esto no muchos lo saben a pesar de que los encuadres en ambas películas son exactamente los mismos e incluso retoman la misma gama de colores y lo más lamentable de todo… el guión.
En los últimos años nos hemos esforzado como sociedad por dejar a un lado las etiquetas y la cosificación de los seres humanos, pues a través de la historia nos hemos dado cuenta de que estas acciones nos dañan, invitan a la discriminación y repercuten en nuestros valores. La cinta por el contrario parece tomar una postura a favor de estas ideas y las convierte en situaciones de burla, creando chistes ofensivos que muestran de manera errónea las situaciones de la juventud mexicana, representándola como constituida por pequeños delincuentes holgazanes que no miden consecuencia alguna.
Es lamentable que hasta el momento No manches Frida se mantenga entre las películas más taquilleras del cine mexicano y haya logrado recaudar hasta 131 millones de pesos, mientras otras no alcanzan a llegar ni a la segunda semana en cartelera. Pero ¿cuál será el motivo del éxito? ¿acaso será la perfecta dupla entre la terrible actriz, Martha Higareda y el rey del Sabadazo, Omar Chaparro? ¿acaso será el nulo sentido del humor de Adal Ramones? No me quise quedar con las ganas de saberlo y me aventuré a escuchar detenidamente los comentarios de las personas que salían satisfechas de las salas de cine. La gran mayoría estaba de acuerdo en que pasaron un rato agradable y divertido, “hace que te olvides por un rato de lo que pasa en el país” mencionó una señora a su esposo…
Yo difiero de estas opiniones, la cinta no hace que olvides, al contrario ayuda a recordar que en pleno siglo XXI las personas siguen riendo de la denigración hacía las mujeres, del bullyng hacia los adolescentes, de la falta de calidad en la educación y de los problemas de corrupción en el país.
Los jóvenes mexicanos y de todo el mundo necesitan motivantes que les ayuden a enfrentar lo que vendrá en un futuro, contenidos de reflexión, crítica y aprendizaje. El cine puede transformarse en ese vehículo guía de nuevas generaciones, pero jamás lo hará con filmes como este. Más allá de la apreciación cinematográfica, un filme debe de recordarse por dejar un grano de arena en la mente colectiva. Esforcémonos como sociedad para reconocer a aquellos que lo consiguen y desechar a muchos que sólo existen para llenar taquillas y alzar a personas sin talento. Hagámoslo posible.
La semana pasado se caracterizó por el estreno de buenas películas, algunas de ellas pertenecientes al tour de cine francés de este año. Sin embargo creo que es importante dar mayor relevancia a los títulos nacionales pues son una muestra de trabajos de los compatriotas, cintas que nos representarán a nivel internacional y una forma de posicionarnos ante el mundo. A pesar de lo anterior, descubrí con gran tristeza que nuestro cine mexicano aún se ve opacado por películas desastrosas que prometen demasiado al espectador y terminan siendo una tomada de pelo. Prueba de esto es la película No manches Frida del director español Nacho García, la cual es un insulto a las obras cinematográficas que se realizan en nuestro país, pero sobre todo a las nuevas promesas del cine mexicano.
La cinta se basa en “Fack ju Gohte” una comedia alemana que obtuvo mucho éxito en Europa, principalmente en su país de origen; esto no muchos lo saben a pesar de que los encuadres en ambas películas son exactamente los mismos e incluso retoman la misma gama de colores y lo más lamentable de todo… el guión.
En los últimos años nos hemos esforzado como sociedad por dejar a un lado las etiquetas y la cosificación de los seres humanos, pues a través de la historia nos hemos dado cuenta de que estas acciones nos dañan, invitan a la discriminación y repercuten en nuestros valores. La cinta por el contrario parece tomar una postura a favor de estas ideas y las convierte en situaciones de burla, creando chistes ofensivos que muestran de manera errónea las situaciones de la juventud mexicana, representándola como constituida por pequeños delincuentes holgazanes que no miden consecuencia alguna.
Es lamentable que hasta el momento No manches Frida se mantenga entre las películas más taquilleras del cine mexicano y haya logrado recaudar hasta 131 millones de pesos, mientras otras no alcanzan a llegar ni a la segunda semana en cartelera. Pero ¿cuál será el motivo del éxito? ¿acaso será la perfecta dupla entre la terrible actriz, Martha Higareda y el rey del Sabadazo, Omar Chaparro? ¿acaso será el nulo sentido del humor de Adal Ramones? No me quise quedar con las ganas de saberlo y me aventuré a escuchar detenidamente los comentarios de las personas que salían satisfechas de las salas de cine. La gran mayoría estaba de acuerdo en que pasaron un rato agradable y divertido, “hace que te olvides por un rato de lo que pasa en el país” mencionó una señora a su esposo…
Yo difiero de estas opiniones, la cinta no hace que olvides, al contrario ayuda a recordar que en pleno siglo XXI las personas siguen riendo de la denigración hacía las mujeres, del bullyng hacia los adolescentes, de la falta de calidad en la educación y de los problemas de corrupción en el país.
Los jóvenes mexicanos y de todo el mundo necesitan motivantes que les ayuden a enfrentar lo que vendrá en un futuro, contenidos de reflexión, crítica y aprendizaje. El cine puede transformarse en ese vehículo guía de nuevas generaciones, pero jamás lo hará con filmes como este. Más allá de la apreciación cinematográfica, un filme debe de recordarse por dejar un grano de arena en la mente colectiva. Esforcémonos como sociedad para reconocer a aquellos que lo consiguen y desechar a muchos que sólo existen para llenar taquillas y alzar a personas sin talento. Hagámoslo posible.