Tras haber aceptado verbalmente revisar el caso de la no contratación del profesor Rafael Archondo de la Facultad de Comunicación, el rector de la BUAP, Alfonso Esparza, recibió el pasado 9 de julio la siguiente carta. Cuarenta días más tarde, Esparza rechazó tomar alguna acción para reparar la injusticia denunciada. Queda claro que no leyó la carta, sino que la transfirió a sus colaboradores más cercanos, los cuales le entregaron una tarjeta informativa plagada de inexactitudes e datos errados.
Este es el texto de la carta:
Mi nombre es Rafael José Archondo Quiroga. He sido profesor hora clase en 2016 y profesor a tiempo completo por concurso de oposición en 2017 dentro de la Facultad de Comunicación de la BUAP.
En 2018 fui el único profesor a tiempo completo de dicha unidad académica que no fue recontratado. Allí, he estado a cargo de 22 materias y le he dado clases a 678 estudiantes.
Agradezco su disposición a revisar mi caso y hacer justicia. Guardo la esperanza en que esta promesa será cumplida en un plazo razonable. Le recuerdo que el 12 de febrero de este año, entregué a su autoridad una carta firmada por más de 1,500 personas, en la que ya le expliqué mi situación. Dicha misiva jamás fue respondida.
Adjunto a esta segunda carta pruebas abundantes y suficientes que demuestran que fui víctima de las siguientes irregularidades:
Concluyo esta carta, señor Rector, compartiendo con usted la constatación de que mi caso no es un incidente aislado. Tengo documentados, al menos, dos ejemplos más que prueban que los directores toman la decisión de no recontratar a los profesores a tiempo completo por razones que no están contempladas en nuestras normas internas.
Otro ejemplo es el de la doctora Anel Hernández Sotelo del Colegio de Historia, quien ha vivido una situación similar o incluso agravada a partir del 27 de abril de este año. Adjunto los antecedentes de su caso para que usted pueda comprobar que esta práctica se va ampliando a otras unidades académicas. Lo convoco también a considerar el caso de Hernández Sotelo.
Sin otro particular, me despido reiterando mis agradecimientos por haber aceptado una nueva revisión de mi caso, lo cual me devuelve la confianza en que podrá seguir aportando a la BUAP desde el ámbito de la docencia y la investigación.
Rafael Archondo
Este es el texto de la carta:
Mi nombre es Rafael José Archondo Quiroga. He sido profesor hora clase en 2016 y profesor a tiempo completo por concurso de oposición en 2017 dentro de la Facultad de Comunicación de la BUAP.
En 2018 fui el único profesor a tiempo completo de dicha unidad académica que no fue recontratado. Allí, he estado a cargo de 22 materias y le he dado clases a 678 estudiantes.
Agradezco su disposición a revisar mi caso y hacer justicia. Guardo la esperanza en que esta promesa será cumplida en un plazo razonable. Le recuerdo que el 12 de febrero de este año, entregué a su autoridad una carta firmada por más de 1,500 personas, en la que ya le expliqué mi situación. Dicha misiva jamás fue respondida.
Adjunto a esta segunda carta pruebas abundantes y suficientes que demuestran que fui víctima de las siguientes irregularidades:
- Entre el 13 y 14 de noviembre de 2017 fui evaluado como profesor a tiempo completo cinco meses antes de haber cumplido un año en esa condición. La evaluación es anual. Demuestro este hecho mediante copia de un oficio firmado por la Presidenta del CUA en el que se afirma que el tiempo de evaluación correspondía al periodo entre el 1 de agosto de 2016 y el 31 de julio de 2017. En ese lapso, me desempeñé cinco meses como profesor hora clase y siete meses como profesor a tiempo completo. En tal sentido, se me pidió que en siete meses sumara los puntos que todos los demás lograron en doce. Pese a esa desventaja, pude superar la meta como se demuestra acá.
- Mis evaluadores fueron cuatro profesores que también estaban siendo evaluados, es decir, que no son definitivos. Solo uno de ellos tiene estudios en comunicación. Todos ellos firmaron su evaluación el pasado 13 de noviembre. No se dieron las calificaciones más altas, sino que proponen al CUA que yo no sea recontratado. Me asignan 11 puntos de los 13 indispensables. Un agravante es que ese comité evaluador fue presidido por la Directora de la Facultad. Adjunto las actas de esa junta con sus respectivas firmas.
- El CUA de la Facultad de Comunicación se reúne al día siguiente (14 de noviembre). No revisa mi carpeta como consta en su acta. Allí, la directora de la Facultad de Comunicación le miente al CUA afirmando que yo habría entregado una carta en la que admito que solo tengo 10 puntos. La carta que yo entregué no dice eso.
- El 22 de noviembre recibo un oficio en el que se me informa que mi evaluación curricular “anual” no fue favorable. No se desglosa ni explica en qué factores incumplí. Ni siquiera se dice cuántos puntos obtuve.
- El 24 de noviembre presenté una impugnación a dicha evaluación. La BUAP demoró hasta el 8 de febrero para responderme. Lo hizo presentándome los resultados de una segunda evaluación firmada por la vicerrectora de docencia y el vicerrector de investigación y estudios de posgrado. Para realizar esta segunda evaluación se me pidieron nuevamente todos mis documentos, lo que demuestra, a su vez, que la Facultad de Comunicación nunca fundamentó su veredicto y ni siquiera resguardó una copia de mi expediente.
- La segunda evaluación tiene un solo acierto: hace un desglose de mis puntos y me otorga 12, con lo que ratifica el resultado desfavorable, agregándome un punto a diferencia de la evaluación previa. Hago notar que en dicho informe, los dos vicerrectores reconocen lo siguiente cuando escriben: “usted presentó y acreditó evidencias en los factores número 1, 2, 3, 4, 6, 7, 9, 10, 12, 13, 14 y 17”. Más adelante afirman: “usted no justificó evidencias en los factores (…)” y dentro de su lista de incumplimientos colocan el factor 24 referido a “participar en congresos y eventos académicos relacionados con la investigación y otras actividades académicas”. Adjunto acá, nuevamente, suficientes pruebas de que esa afirmación es equivocada. Hago notar que si se consideraba el factor 24, mi evaluación curricular hubiese sido favorable.
- La mayor irregularidad en la evaluación de los vicerrectores consiste en que ellos utilizaron un periodo distinto de evaluación al aplicado en la Facultad de Comunicación y en base al cual fue confeccionada mi carpeta. En el segundo párrafo de la tercera página de su oficio del 8 de febrero, dichas autoridades señalan que el periodo de evaluación “consideró evidencias” del periodo 2017. “Esto es, abarcó el periodo de su contratación”, afirman. Eso significa que sin previo aviso, los vicerrectores descartaron las evidencias de 2016 empeorando aún más mi situación. A pesar de haber cercenado mi expediente a la mitad, subí mi ponderación en un punto. Cuando el 14 de febrero, en una reunión en la que también participó la abogada general, les hice notar el error, ellos no supieron qué responder.
- El 13 y el 15 de febrero remití a las Vicerrectorías de Docencia e Investigación mi segunda impugnación haciendo constar que si se me evaluara de forma justa, tomando en cuenta las evidencias de enero a diciembre de 2017, obtendría ya no 13, sino 15 puntos. Han transcurrido cinco meses de dicha impugnación y no he recibido ninguna respuesta a pesar de que la abogada general me la prometió verbalmente el 14 de febrero.
- Siete meses después de mi evaluación, afectada por todas las irregularidades acá expuestas, mi caso sigue sin ser resuelto por la BUAP. Ello me ha obligado a pedir a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla que haga respetar mi derecho constitucional a la petición y atención oportuna. Sigo a la espera de alguna resolución en ese sentido.
Concluyo esta carta, señor Rector, compartiendo con usted la constatación de que mi caso no es un incidente aislado. Tengo documentados, al menos, dos ejemplos más que prueban que los directores toman la decisión de no recontratar a los profesores a tiempo completo por razones que no están contempladas en nuestras normas internas.
Otro ejemplo es el de la doctora Anel Hernández Sotelo del Colegio de Historia, quien ha vivido una situación similar o incluso agravada a partir del 27 de abril de este año. Adjunto los antecedentes de su caso para que usted pueda comprobar que esta práctica se va ampliando a otras unidades académicas. Lo convoco también a considerar el caso de Hernández Sotelo.
Sin otro particular, me despido reiterando mis agradecimientos por haber aceptado una nueva revisión de mi caso, lo cual me devuelve la confianza en que podrá seguir aportando a la BUAP desde el ámbito de la docencia y la investigación.
Rafael Archondo