Siempre he sido un chico introvertido, serio y de pocas palabras, hablando solo cuando es específicamente necesario o cuando me lo pedían. Esto fue creando en mi un interés por escuchar detenidamente a los demás, aunque horas después olvidase todo detalle de lo que me hablaron y no sería hasta los 10 años cuando recibiría de las manos de mi hermano mayor mi primer reproductor de música, que apenas y tenía 500 mb de capacidad y funcionaba con pilas AAA. Acompañado de mi reciente interés por solo escuchar, se convertiría en mi perfecto acompañante.
Hasta ese punto no me había dado cuenta de que la música tiene un gran papel en la vida de las personas, ritmos y melodías que acompañan vidas enteras, y vidas enteras dedicadas a crear melodías y más que ritmos, obras maestras. Como niño y sin ninguna educación musical es evidente que solo te dedicarás a escuchar lo más comercial, el top 10 de las canciones que suenan, ya sea verano, invierno, otoño o primavera.
Si a mi generación perteneces, los primeros géneros habrán sido el rock o el pop incluso el reggaetón. Bandas como PXNDX inundaban tus oídos con liricas tan tristes y sufridas dignas de alguien que está al borde del suicidio, acompañadas de una composición de guitarras eléctricas y baterías que sonaban agresivas para decir que eras un chico malo, pero no rosaban para nada las canciones más oscuras de bandas de metal hardcore. ¿Y cómo no? escuchar música en otro idioma sin saber que demonios dicen, pero disfrutar de ella porque de eso se trata la música, va más allá del entendimiento racional, para ir a lo sentimental.
Esa sensación de que frente a ti pasa el mejor video musical de la vida o mejor aún que tú eres el protagonista de aquel video y que te mueves por la cálida calle al ritmo de los Beach Boys en Good Vibrations, son sensaciones que puedes vivir a diario.
Ya lo diría mi abuelo, “Para gustos: COLORES” y es que siempre ha existido gran variedad de géneros y subgéneros para el disfrute de cada persona existente en este planeta: la música pop, rap, electrónica, rock, metal, jazz, blues, rhythm, reggae, disco, trance, baladas, boleros, tríos, opera, orquesta. La lista nunca acaba, y entre más pasa el tiempo se suman más ritmos como el trap, vaporwave, lo fi, experimental, R&B.
En mi opinión no hay nada despreciable de ningún género ni siquiera banda, algunos muy buenos y otros bastante malos como para seguir el ejemplo de no hacer lo mismo. Como todos aportan también debes aprender que habrá situaciones en las que es inevitable no escuchar ciertos géneros, dudo realmente de que alguien quiera escuchar MetalCore en una fiesta con amigos donde sí encaja demasiado bien el pop o electrónica, y nada como estar en la barra de un bar escuchando boleros, y para nada querrías estar oyendo ópera mientras haces la compra.
Lo último que tengo que decir de la música en general, es que para mis 20 años me es imposible vivir sin ella, ya sea si escucho lo más nuevo de SHO HAI o una canción aleatoria que he descargado porque la vi en una película. Nos hemos enfrascado en un mundo musical donde no es que la gente se haga de oídos sordos a tus comentarios, si no que disfrutan de la canción de su vida en compañía de ellos mismos emprendiendo un viaje de descubrimiento y placer.
Hasta ese punto no me había dado cuenta de que la música tiene un gran papel en la vida de las personas, ritmos y melodías que acompañan vidas enteras, y vidas enteras dedicadas a crear melodías y más que ritmos, obras maestras. Como niño y sin ninguna educación musical es evidente que solo te dedicarás a escuchar lo más comercial, el top 10 de las canciones que suenan, ya sea verano, invierno, otoño o primavera.
Si a mi generación perteneces, los primeros géneros habrán sido el rock o el pop incluso el reggaetón. Bandas como PXNDX inundaban tus oídos con liricas tan tristes y sufridas dignas de alguien que está al borde del suicidio, acompañadas de una composición de guitarras eléctricas y baterías que sonaban agresivas para decir que eras un chico malo, pero no rosaban para nada las canciones más oscuras de bandas de metal hardcore. ¿Y cómo no? escuchar música en otro idioma sin saber que demonios dicen, pero disfrutar de ella porque de eso se trata la música, va más allá del entendimiento racional, para ir a lo sentimental.
Esa sensación de que frente a ti pasa el mejor video musical de la vida o mejor aún que tú eres el protagonista de aquel video y que te mueves por la cálida calle al ritmo de los Beach Boys en Good Vibrations, son sensaciones que puedes vivir a diario.
Ya lo diría mi abuelo, “Para gustos: COLORES” y es que siempre ha existido gran variedad de géneros y subgéneros para el disfrute de cada persona existente en este planeta: la música pop, rap, electrónica, rock, metal, jazz, blues, rhythm, reggae, disco, trance, baladas, boleros, tríos, opera, orquesta. La lista nunca acaba, y entre más pasa el tiempo se suman más ritmos como el trap, vaporwave, lo fi, experimental, R&B.
En mi opinión no hay nada despreciable de ningún género ni siquiera banda, algunos muy buenos y otros bastante malos como para seguir el ejemplo de no hacer lo mismo. Como todos aportan también debes aprender que habrá situaciones en las que es inevitable no escuchar ciertos géneros, dudo realmente de que alguien quiera escuchar MetalCore en una fiesta con amigos donde sí encaja demasiado bien el pop o electrónica, y nada como estar en la barra de un bar escuchando boleros, y para nada querrías estar oyendo ópera mientras haces la compra.
Lo último que tengo que decir de la música en general, es que para mis 20 años me es imposible vivir sin ella, ya sea si escucho lo más nuevo de SHO HAI o una canción aleatoria que he descargado porque la vi en una película. Nos hemos enfrascado en un mundo musical donde no es que la gente se haga de oídos sordos a tus comentarios, si no que disfrutan de la canción de su vida en compañía de ellos mismos emprendiendo un viaje de descubrimiento y placer.