El rock se ha visto desde hace mucho tiempo como un género donde se pondera lo masculino, y, por ende, la audiencia es principalmente masculina. Sin embargo, desde la gran explosión de rock en los años sesenta, las mujeres han estado luchando para encontrar su lugar en la cultura de este género musical. Ha sido una lucha fuerte para ellas y se podría argumentar que incluso en el mundo moderno, todavía están luchando por ese y más espacios. No obstante, a través de los años, diferentes mujeres en el rock, han tenido una influencia que ha ayudado a otras que quieren abrirse paso en este escabroso camino.
El rock es un género diverso que abarca subgéneros como el heavy metal, el punk, el grunge y el post-rock; cada uno cuenta con sus propios códigos y ofrece respuestas que van más allá del género. A pesar de esto, ser una mujer en un género musical donde lo masculino está centralizado, puede ser una tarea difícil. Así como en las trincheras feministas de académicas, de las obreras y de las amas de casa, las mujeres han llevado consigo una lucha a través del género musical dominado por los hombres y han demostrado cómo el papel femenino ha cambiado en la música y el rock a través de los años.
En algunos aspectos, las mujeres a diferencia de los hombres, tienen más por qué protestar, y el hecho de que el rock sea la corriente musical ideal para hacerlo ha causado que se reivindique ese sentimiento de discriminación que han sufrido por años dentro de la industria. Estas mujeres de la música suelen aparecer furiosas, pero, sobre todo, dispuestas a transformar la ira y la inconformidad en letras hermosas e irreverentes que conectan con quienes sienten el mismo sentimiento de nulo reconocimiento, y que ayudan a empoderarnos.
A continuación, presentamos tres bandas dentro de la industria que han marcado una pauta importante para las mujeres dentro de este movimiento y que muestran sin duda alguna, que ni el género o el sexo, determinan la fuerza, el talento y la creatividad.
Bikini Kill
Esta banda nació en Olympia, Washington a principios de los años 90. La agrupación se formó por tres chicas que al momento se encontraban estudiando: Kathleen Hanna, Tobi Vail y Kathi Wilcox. Esta banda se caracteriza por la potencia de su música y la crudeza de sus letras. Los temas principales en sus canciones tenían que ver estrechamente con problemáticas de la extensa agenda feminista. El grupo se disolvió en 1998, pero dejó un legado de punk y de protesta para que toda mujer, desde las calles o su habitación, pueda gritar sin miedo lo que cree que es justo.
Warpaint
Con una mezcla casi perfecta de rock alternativo, dream pop y rock psicodélico, Warpaint se abre camino en la multitud de la escena independiente de la música. Tanto sus melodías como sus letras, son compuestas de una forma magistral, siempre cuidando cada acorde, cada estrofa y cada distorsión. La banda está conformada por Emily Kokal, Theres Wayman, Jenny Lee Lindberg y Estella Mozgawa. Estas chicas de la costa oeste de Estados Unidos, demuestran que no fue su género, sino la versatilidad y el eclecticismo de su música lo que las ha llevado muy lejos.
Sleater Kinney
Al parecer, Olympia, Washington es cuna para que grandes bandas femeniles cobren vida, pues al mismo tiempo que Bikini Kill rompía los escenarios locales, otra banda se empezaba a gestar. Sleater-Kinney es una banda de rock formada por Corin Tucker, Carrie Brownstein y Janet Weiss. Esta agrupación se caracteriza por su gran fuerza en los escenarios, y aunque sus letras no son tan agresivas, llevan consigo una gran carga de crítica social, y con ello prueban que las girl bands no sólo hacen baladas y letras melosas (y no es que sea algo malo), sino que pueden crear toda una manifestación a través de la música.