La reunión de los 20 países más industrializados del planeta transcurrió en medio de disturbios callejeros. Esta es una crónica del encuentro.
Por: Oliver Rojas
Es el 7 de julio de 2017 y en Hamburgo, Alemania, Ángela Merkel, quien es Canciller de ese país, se dirige a los representantes de las 20 naciones industrializadas más fuertes o emergentes para dar comienzo a la cumbre internacional conocida como G20.
Al margen del acontecimiento político, en las calles de Hamburgo un enorme grupo de manifestantes se reúne para criticar la escasa acción llevada a cabo por los mandatarios. Bajo el lema Welcome to Hell se desata el caos y la violencia.
Los puntos a tratar durante la cumbre se pueden resumir en:
Durante las sesiones se habla mucho de economía pero poco de ecología, las naciones parecen más preocupadas por su cash flow que por el devenir del planeta, y existen personajes particularmente despreocupados con respecto a esto último, uno de ellos es el polémico representante norteamericano Donald Trump.
Durante las discusiones, Donald Trump, se mantiene firme en su postura con respecto al acuerdo ambiental, lo que lleva al representante turco a adoptar la misma postura que el americano, argumentando que su país tampoco acepta el acuerdo ecológico.
Al concluir la sesión, el presidente ruso Vladimir Putin se reúne con Donald Trump como parte de las actividades, sin embargo la reunión planeada para 30 minutos se extiende por dos horas, incluyendo al secretario de estado estadounidense Rex Tillerson y el secretario de relaciones exteriores ruso Sergei Lavrov. Dicha reunión se hermetizó dejando fuera a cualquier individuo ajeno a los mandatarios.
La prensa se ha dedicado a especular con respecto a los temas que se tocaron en dicha reunión, entre las más populares teorías están: las relaciones geopolíticas para mantener a raya a Corea del Norte, el intercambio de inteligencia entre gobiernos y la posible intervención rusa en el conflicto entre India y Pakistán. Pero sin importar cuál haya sido el tema es verdad que la opacidad con la que dicha reunión se llevó a cabo dejó a la prensa y al público en general especulando y teorizando acerca de la relación entre los Presidentes.
Más tarde, durante el convite nocturno, una reunión de carácter más “casual” se dio, otra vez, entre Putin y Trump. Comenzó cuando Trump abandona la mesa en la que se encontraba acompañado por; entre otras personalidades, el primer ministro japonés Shienzo Abe, para salir y buscar a su compañero de vals Vladimir Putin. Dicha reunión solo incluyó a los mandatarios y al intérprete del representante ruso.
El amanecer del día 8 de julio se ve marcado por una fuerte movilización policiaca que buscaba controlar la situación en las calles de Hamburgo, saqueos, destrozos, caos e intransitabilidad bañaron el centro de la urbe como consecuencia de la inconformidad de los ciudadanos. Inconformidad con respecto a temas como el perezoso acuerdo ambiental, la poca representación de la opinión pública en los foros y por supuesto la no deseada visita del siempre célebre Donald Trump.
Durante el segundo día de la cumbre, el presidente Enrique Peña Nieto se reúne con Justin Trudeau para reafirmar su apoyo a México y al TLCAN. Además de tratar temas de interés político que tienen que ver con el tránsito de migrantes, se saludan y conversan como viejos amigos en uno de los foros de prensa. El presidente mexicano también se reúne con mandatarios como Paolo Gentiloni, primer ministro de Italia, Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, Narendra Modi, primer ministro de India, y el mandatario ruso Vladimir Putin.
Por la tarde de ese día, la policía alemana emite un comunicado oficial donde reportaba 45 detenidos y más de 159 agentes heridos durante los enfrentamientos. También esa tarde, Ángela Merkel reitera su inconformidad con las decisiones del mandatario norteamericano al abandonar el acuerdo de París.
Así se cierra la cumbre internacional del G20, con civiles detenidos por llevar su libertad de expresión a una escalada de violencia, juntas secretas, discusiones que se parecen más a un pleito de niños que a un debate político internacional y una participación sin pena ni gloria por parte del gobierno mexicano.
Al margen del acontecimiento político, en las calles de Hamburgo un enorme grupo de manifestantes se reúne para criticar la escasa acción llevada a cabo por los mandatarios. Bajo el lema Welcome to Hell se desata el caos y la violencia.
Los puntos a tratar durante la cumbre se pueden resumir en:
- Compartir los beneficios de la globalización
- Crear resiliencia a la violencia creciente entre naciones.
- Mejorar el programa de desarrollo sostenible.
- Asumir responsabilidad ecológica.
Durante las sesiones se habla mucho de economía pero poco de ecología, las naciones parecen más preocupadas por su cash flow que por el devenir del planeta, y existen personajes particularmente despreocupados con respecto a esto último, uno de ellos es el polémico representante norteamericano Donald Trump.
Durante las discusiones, Donald Trump, se mantiene firme en su postura con respecto al acuerdo ambiental, lo que lleva al representante turco a adoptar la misma postura que el americano, argumentando que su país tampoco acepta el acuerdo ecológico.
Al concluir la sesión, el presidente ruso Vladimir Putin se reúne con Donald Trump como parte de las actividades, sin embargo la reunión planeada para 30 minutos se extiende por dos horas, incluyendo al secretario de estado estadounidense Rex Tillerson y el secretario de relaciones exteriores ruso Sergei Lavrov. Dicha reunión se hermetizó dejando fuera a cualquier individuo ajeno a los mandatarios.
La prensa se ha dedicado a especular con respecto a los temas que se tocaron en dicha reunión, entre las más populares teorías están: las relaciones geopolíticas para mantener a raya a Corea del Norte, el intercambio de inteligencia entre gobiernos y la posible intervención rusa en el conflicto entre India y Pakistán. Pero sin importar cuál haya sido el tema es verdad que la opacidad con la que dicha reunión se llevó a cabo dejó a la prensa y al público en general especulando y teorizando acerca de la relación entre los Presidentes.
Más tarde, durante el convite nocturno, una reunión de carácter más “casual” se dio, otra vez, entre Putin y Trump. Comenzó cuando Trump abandona la mesa en la que se encontraba acompañado por; entre otras personalidades, el primer ministro japonés Shienzo Abe, para salir y buscar a su compañero de vals Vladimir Putin. Dicha reunión solo incluyó a los mandatarios y al intérprete del representante ruso.
El amanecer del día 8 de julio se ve marcado por una fuerte movilización policiaca que buscaba controlar la situación en las calles de Hamburgo, saqueos, destrozos, caos e intransitabilidad bañaron el centro de la urbe como consecuencia de la inconformidad de los ciudadanos. Inconformidad con respecto a temas como el perezoso acuerdo ambiental, la poca representación de la opinión pública en los foros y por supuesto la no deseada visita del siempre célebre Donald Trump.
Durante el segundo día de la cumbre, el presidente Enrique Peña Nieto se reúne con Justin Trudeau para reafirmar su apoyo a México y al TLCAN. Además de tratar temas de interés político que tienen que ver con el tránsito de migrantes, se saludan y conversan como viejos amigos en uno de los foros de prensa. El presidente mexicano también se reúne con mandatarios como Paolo Gentiloni, primer ministro de Italia, Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España, Narendra Modi, primer ministro de India, y el mandatario ruso Vladimir Putin.
Por la tarde de ese día, la policía alemana emite un comunicado oficial donde reportaba 45 detenidos y más de 159 agentes heridos durante los enfrentamientos. También esa tarde, Ángela Merkel reitera su inconformidad con las decisiones del mandatario norteamericano al abandonar el acuerdo de París.
Así se cierra la cumbre internacional del G20, con civiles detenidos por llevar su libertad de expresión a una escalada de violencia, juntas secretas, discusiones que se parecen más a un pleito de niños que a un debate político internacional y una participación sin pena ni gloria por parte del gobierno mexicano.