Martes 5 de diciembre de 2017.
"Me atrevería a afirmar que la ficción en la que vivimos es como la de un videojuego...somos jugadores."
Por Lorena Palacios
La realidad es una ficción. Es un multiverso de historias entrelazándose a cada segundo. Se convierte en una red compartida por todos nosotros, que a su vez es percibida de distinta manera por cada uno. La realidad es algo establecido en comunidad, pero en nuestra mente —un espacio donde nadie ha hurgado— es donde la podemos moldear, la construimos y destruimos de la manera en que nos plazca.
Sin embargo, eso no significa que la realidad quede en un plano mental o idealista; también permanece inmutable, se materializa, se vuelve tangible en todo lo que conocemos: personas, animales, ciudades, lugares…Esa realidad tangible tampoco está exenta de ficción. Una ficción que no se hace tan evidente porque desde luego nadie piensa que la realidad tangible sea una invención.
Suena como una locura, pero me parece más descabellado afirmar que lo que conocemos tiene una única forma, que el mundo es de una manera, que solo hay un camino para ser felices, etc. ¿Qué tiene que ver esto con la afirmación de que la realidad es una ficción? Bueno, sencillo, pensémoslo de otra manera: la forma en la que conocemos el mundo es a través de nuestros sentidos, fuera de ello somos ciegos ante lo desconocido.
Debido a ese contacto nos hacemos de experiencias que vamos acumulando para sobrevivir. Mientras sobrevivimos, no somos totalmente libres del sistema en donde vivimos, estamos sujetos a reglas, que de vez en cuando no seguimos.
Durante nuestra vida, interactuamos con muchas personas, nos hacemos de conocidos, intercambiamos conocimiento; mejoramos nuestras habilidades practicando; somos partícipes de muchas historias que se desarrollan a nuestro alrededor. Nuestra realidad se vuelve dinámica, se vuelve una red de historias que se entretejen a cada momento, comienza a convertirse en una ficción dinámica, donde somos protagonistas.
Me atrevería a afirmar que la ficción en la que vivimos es como la de un videojuego, que esa ficción no sólo es parte de los libros, cine, de nuestra mente; más bien el mundo en donde vivimos es un constante juego de consola. No importa el símil que utilicemos, siempre estamos jugando a ser alguien con metas, objetivos, obstáculos… somos jugadores.
Tal vez algunos de los jugadores que lean esto, estén en desacuerdo y les guste ver el mundo como una simple linealidad, como un juego de Pong (un clásico de los videojuegos en donde el único objetivo es golpear la pelota de un lado y de otro); no obstante, hay otros jugadores como yo, a quienes les interesa ver todos los ángulos de cámara, las narrativas que se configuran en nuestra realidad jugable, las historias de los personajes que jugamos a ser ¿y por qué no?, de disfrutar del juego, de adquirir experiencia y de llegar a una meta.
La comparación que hago entre nuestro mundo y el del videojuego viene de la idea de que el juego está presente en nuestra vida todo el tiempo. En un artículo de Antonio Ruíz García titulado “Videojuegos, una narrativa en evolución: Knight Lore, Half-Life 2 y Heavy Rain como casos de estudio”1, se cita a Steven Jones (2008) quien menciona la relación entre los videojuegos y otros productos mediáticos —cine, televisión, literatura, comics — están en constante relación entre ellos. Sus mundos, las historias que se cuentan dentro de las películas, cuentos, series trasciende su formato físico y se conecta con la red de la realidad.
Dicho autor pone como ejemplo la serie Lost, que no se limita al plano de la televisión, sino que involucra a la literatura y a las demás plataformas de internet, en donde los fans se encargaban de seguir la historia televisiva, a través de crear nuevas historias que se publicaban en internet o por medio de fotografías editadas. La gente no sólo veía la serie televisiva, jugaba a Lost.
Cuando interactuamos con las demás narrativas de nuestra realidad, no lo hacemos sólo en esa plataforma sino en muchas, y esas historias hacen que la realidad no sea lineal, sino dinámica, y que nosotros como jugadores vayamos dándole un ritmo.
Es importante recalcar, que no por ser jugadores tomemos la “realidad” a la ligera; más bien se trata de reconfigurar nuestro pensamiento ¿Por qué? Por la complejidad del mundo en el que vivimos. La premisa de este siglo e incluso del siglo XX fue ver la realidad como una narrativa lineal, al igual que los primeros videojuegos, acción-meta.
Propongo destruir estas barreras y convertirnos en jugadores multidisciplinares, teniendo en cuenta nuestro papel para transformar el juego, comprender que no estamos sujetos a una sola historia, más bien que formamos parte de una red de historias. Entender que, si vemos en diferentes direcciones, tendremos un panorama más amplio, como en los videojuegos más recientes —Heavy Rain, por ejemplo— en donde cada decisión nos lleva a caminos diferentes. Si comprendemos esta interactividad, podemos aprender a jugar en cualquier plataforma de la realidad en la que vivimos.
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1. Ruíz, G. A (2014). Videojuegos, una narrativa en evolución: Knight Lore, Half-Life 2 y Heavy Rain como casos de estudio. Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla [Documento PDF]. Recuperado de https://idus.us.es/xmlui/handle/11441/28546
La realidad es una ficción. Es un multiverso de historias entrelazándose a cada segundo. Se convierte en una red compartida por todos nosotros, que a su vez es percibida de distinta manera por cada uno. La realidad es algo establecido en comunidad, pero en nuestra mente —un espacio donde nadie ha hurgado— es donde la podemos moldear, la construimos y destruimos de la manera en que nos plazca.
Sin embargo, eso no significa que la realidad quede en un plano mental o idealista; también permanece inmutable, se materializa, se vuelve tangible en todo lo que conocemos: personas, animales, ciudades, lugares…Esa realidad tangible tampoco está exenta de ficción. Una ficción que no se hace tan evidente porque desde luego nadie piensa que la realidad tangible sea una invención.
Suena como una locura, pero me parece más descabellado afirmar que lo que conocemos tiene una única forma, que el mundo es de una manera, que solo hay un camino para ser felices, etc. ¿Qué tiene que ver esto con la afirmación de que la realidad es una ficción? Bueno, sencillo, pensémoslo de otra manera: la forma en la que conocemos el mundo es a través de nuestros sentidos, fuera de ello somos ciegos ante lo desconocido.
Debido a ese contacto nos hacemos de experiencias que vamos acumulando para sobrevivir. Mientras sobrevivimos, no somos totalmente libres del sistema en donde vivimos, estamos sujetos a reglas, que de vez en cuando no seguimos.
Durante nuestra vida, interactuamos con muchas personas, nos hacemos de conocidos, intercambiamos conocimiento; mejoramos nuestras habilidades practicando; somos partícipes de muchas historias que se desarrollan a nuestro alrededor. Nuestra realidad se vuelve dinámica, se vuelve una red de historias que se entretejen a cada momento, comienza a convertirse en una ficción dinámica, donde somos protagonistas.
Me atrevería a afirmar que la ficción en la que vivimos es como la de un videojuego, que esa ficción no sólo es parte de los libros, cine, de nuestra mente; más bien el mundo en donde vivimos es un constante juego de consola. No importa el símil que utilicemos, siempre estamos jugando a ser alguien con metas, objetivos, obstáculos… somos jugadores.
Tal vez algunos de los jugadores que lean esto, estén en desacuerdo y les guste ver el mundo como una simple linealidad, como un juego de Pong (un clásico de los videojuegos en donde el único objetivo es golpear la pelota de un lado y de otro); no obstante, hay otros jugadores como yo, a quienes les interesa ver todos los ángulos de cámara, las narrativas que se configuran en nuestra realidad jugable, las historias de los personajes que jugamos a ser ¿y por qué no?, de disfrutar del juego, de adquirir experiencia y de llegar a una meta.
La comparación que hago entre nuestro mundo y el del videojuego viene de la idea de que el juego está presente en nuestra vida todo el tiempo. En un artículo de Antonio Ruíz García titulado “Videojuegos, una narrativa en evolución: Knight Lore, Half-Life 2 y Heavy Rain como casos de estudio”1, se cita a Steven Jones (2008) quien menciona la relación entre los videojuegos y otros productos mediáticos —cine, televisión, literatura, comics — están en constante relación entre ellos. Sus mundos, las historias que se cuentan dentro de las películas, cuentos, series trasciende su formato físico y se conecta con la red de la realidad.
Dicho autor pone como ejemplo la serie Lost, que no se limita al plano de la televisión, sino que involucra a la literatura y a las demás plataformas de internet, en donde los fans se encargaban de seguir la historia televisiva, a través de crear nuevas historias que se publicaban en internet o por medio de fotografías editadas. La gente no sólo veía la serie televisiva, jugaba a Lost.
Cuando interactuamos con las demás narrativas de nuestra realidad, no lo hacemos sólo en esa plataforma sino en muchas, y esas historias hacen que la realidad no sea lineal, sino dinámica, y que nosotros como jugadores vayamos dándole un ritmo.
Es importante recalcar, que no por ser jugadores tomemos la “realidad” a la ligera; más bien se trata de reconfigurar nuestro pensamiento ¿Por qué? Por la complejidad del mundo en el que vivimos. La premisa de este siglo e incluso del siglo XX fue ver la realidad como una narrativa lineal, al igual que los primeros videojuegos, acción-meta.
Propongo destruir estas barreras y convertirnos en jugadores multidisciplinares, teniendo en cuenta nuestro papel para transformar el juego, comprender que no estamos sujetos a una sola historia, más bien que formamos parte de una red de historias. Entender que, si vemos en diferentes direcciones, tendremos un panorama más amplio, como en los videojuegos más recientes —Heavy Rain, por ejemplo— en donde cada decisión nos lleva a caminos diferentes. Si comprendemos esta interactividad, podemos aprender a jugar en cualquier plataforma de la realidad en la que vivimos.
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1. Ruíz, G. A (2014). Videojuegos, una narrativa en evolución: Knight Lore, Half-Life 2 y Heavy Rain como casos de estudio. Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla [Documento PDF]. Recuperado de https://idus.us.es/xmlui/handle/11441/28546