Por: Cristina Tenorio
«Inconstitucional» así se calificó la propuesta del Partido Movimiento Ciudadano la cual, contempla la posibilidad de reducir la edad para votar sólo en la Ciudad de México de los 18 a los 16 años de edad. Lo anterior sucedió en el marco del proyecto de Constitución local y el debate que esto puede provocar apenas está comenzando. Hace unos días, Armando Hernández Cruz, presidente del Tribunal Electoral de la CDMX, puso las cartas sobre la mesa y argumentó que esto no es un asunto que deba aprobarse a nivel local, sino federal ya que atiende al artículo 34 de nuestra Carta Magna.
A propósito de la propuesta de reforma, los partidos ya se pronunciaron en contra o a favor, teniendo en puerta las próximas elecciones del 2018. Recordemos que la mayoría de edad implica mucho más que el sufragio, es también la edad en la cual se adquiere la ciudadanía y todas las responsabilidades que la acompañan. Es ese punto el que también debemos resaltar.
En 2015 se estableció que los menores de edad ya no pueden contraer matrimonio ni siquiera con el permiso de sus padres. La reducción de la edad para ir a prisión es otro tema controversial que rodea a la mayoría de edad y la convierten en algo complejo de entender. ¿Qué se quiere hacer con la adolescencia en el país? ¿Darle voz y responsabilidades y desinfantilizarla?
La discusión tiene que darse, pues cada vez más países han tomado la decisión de reducir la edad para votar a los 16 o 15 años. Sin embargo, creo que son otros contextos muy diferentes donde el adolescente, además de votar, ya tiene otras responsabilidades y derechos como la portación de armas o el matrimonio.
Últimamente, la adolescencia en México ha resultado estar más interesada e informada en los asuntos políticos y sociales que atañen al país. No olvidemos el movimiento #yosoy132 caracterizado porque jóvenes y adolescentes, una gran parte sin edad para votar, salieron a las calles para protestar y opinar sobre las elecciones del 2012.
Desde mi punto de vista, es un asunto que debe discutirse con y para los jóvenes y adolescentes mexicanos. Dudar de sus capacidades de decisión no es algo que nos haga avanzar. Me parece que la adolescencia informada es capaz de hacer un verdadero cambio en el rumbo político. Por lo que, en lugar de discutir la edad para votar, creo que debe discutirse la necesidad de que la educación y la preparación política para ejercer el voto, se den a la edad que sea.