El médico boliviano Abraham Baptista, quien vive hace 48 años en la ciudad de Puebla, reveló que tiene en su poder la camisa ensangrentada de Ernesto Che Guevara, es decir, la última prenda que llevaba el guerrillero en el momento en que fue ejecutado por el ejército boliviano, que lo capturó herido, seis meses después de haber encabezado una rebelión en ese país bajo el objetivo de expandir la revolución socialista en el continente.
Dicha camisa podría servir para que mediante un estudio de ADN se pudiera determinar si los huesos desenterrados en 1997 en la pista de aterrizaje de la ciudad boliviana de Vallegrande corresponden realmente a Guevara. Aún subsisten las dudas al respecto debido a que ese año no se hicieron estudios genéticos pese a lo cual se dio por seguro el hallazgo debido a que uno de los esqueletos encontrados no tenía manos y su dentadura era similar a la del guerrillero argentino cubano.
Después de su muerte en el pueblo de La Higuera, un equipo médico de Vallegrande le cortó las manos al Che a fin de contar con una prueba irrefutable de su identidad. Luego, el cuerpo fue enterrado en una fosa común y solo se supo de su localización 30 años después. Tras una excavación y un análisis a cargo de expertos forenses cubanos y argentinos, se determinó que uno de los esqueletos encontrados era el del Che. Los huesos fueron trasladados a Cuba y se encuentran depositados en un mausoleo en la ciudad de Santa Clara.
Ernesto Guevara, más conocido como el Che, fue ministro de industrias y presidente del Banco Central de Cuba. Participó junto con Fidel Castro en la Revolución que culminó con el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista en enero de 1959. Nacido en Rosario, Argentina, el Che conoció a los revolucionarios cubanos en la ciudad de México, donde vivió dos años, antes de embarcarse en la incursión a la isla del Caribe.
El médico Abraham Baptista fue obligado a falsear el reporte de la autopsia que le hizo al cadáver del guerrillero Ernesto Che Guevara en la localidad de Vallegrande el 9 de octubre de 1967. Baptista confirmó que éste murió a consecuencia de un disparo en el corazón. Sin embargo, ese dato básico tuvo que ser omitido en el reporte final, al cual además él debió añadir la presencia de nueve heridas de bala que no estaban en el cuerpo del Che.
La alteración de datos en la autopsia pretendía respaldar la versión oficial del gobierno boliviano de que Guevara había muerto en combate. Luego se demostró que fue asesinado al mediodía del 9 de octubre de 1967 por decisión del ejército.
Baptista rompió un largo silencio de diez años ante la periodista mexicana Leticia Montagner, quien este mes publica un recuento de su conversación con el galeno boliviano en la edición especial de la revista mexicana Proceso. Montagner ha escrito un libro aún inédito con Raúl Torres Salmerón, que llevará por título “Yo hice la autopsia del Che Guevara”, en el que se detallan estas revelaciones. La anterior entrevista concedida por Baptista fue a la misma Montagner y fue publicada en el diario Milenio en 2007. En esa ocasión, el médico adelantó algunos detalles que ahora se conocen plenamente.
El médico Abraham Baptista llegó a México en 1969 para especializarse en oncología y desde entonces no ha regresado a Bolivia. En 1967, año de la muerte del Che, era director del hospital “Señor de Malta” de Vallegrande y fue obligado por las autoridades militares bolivianas a realizar la autopsia a su cadáver. Además, le hizo una mascarilla mortuoria y “dirigió”, le dijo a Montagner, el corte de las manos del guerrillero. Dichas manos fueron guardadas por el gobierno boliviano como prueba de la identidad del asesinado. Hoy se encuentran en Cuba, al igual que el resto del cuerpo, que fuera desenterrado en 1997 de una fosa común clandestina de la pista de aterrizaje de Vallegrande.
“Luego de la primera revisión del cadáver, en la autopsia de reconocimiento, declaré ante la prensa internacional que el Che había sido ejecutado básicamente de un disparo al corazón. Ante la divergencia de información dada por el ejército y el Ministerio de Defensa (…) en el sentido de que había sido capturado o había muerto en combate, me dieron la orden de negar mi declaración y elaborar una nueva versión”, revela Baptista a la periodista mexicana.
De comprobarse que el reporte del médico no refleja las características reales que mostraba el cadáver del Che Guevara, algunas investigaciones realizadas en estas décadas podrían quedar en duda. Por ejemplo, los periodistas Bertrand de la Grange y Maité Rico del diario español El País y del francés “Le Monde” respectivamente, sostienen desde 2007 que el cadáver encontrado junto a otros seis en una fosa común en Vallegrande en julio de 1997, no corresponde al Che, como aseguraron los médicos cubanos que realizaron el hallazgo que condujo a la repatriación final de los huesos a la ciudad cubana de Santa Clara, donde fueron depositados en un mausoleo.
Como argumento central de su hipótesis, Rico y de la Grange afirman que el cadáver repatriado y enterrado en la isla no coincide con la descripción planteada en su informe por Baptista en 1967. "El informe de 1997 describe las fracturas de la 2ª y 3ª costilla izquierda. Esas fracturas no figuran en la autopsia de 1967, que señala, en cambio, una lesión entre la 9ª y la 10ª costilla izquierda, inexistente en el otro informe", escribe De la Grange en un artículo del diario español El País publicado el 7 de octubre de 2007. Hoy, diez años después sabemos, gracias a la entrevista de Leticia Montagner, que las lesiones señaladas en la costilla izquierda fueron “inventadas” por Baptista por órdenes del ejército boliviano y que no corresponden a la realidad.
El médico boliviano afirma tener en su poder la camisa del Che, la cual tomó del piso de la lavandería donde fue exhibido su cadáver horas después de que éste fuera retirado por las autoridades. El Che fue presentado sin camisa aquel día. Esta prenda cubierta por la sangre del guerrillero podría servir para terminar de disipar las dudas sobre si los huesos que descansan en Cuba son los suyos o de otra persona. “Además del examen de ADN, hay que comparar las heridas que registra la camisa en mi poder y el falso dictamen que elaboré”, señala Baptista. En tal sentido, le ofrece al gobierno de Cuba toda su colaboración para terminar de disipar los interrogantes.
Baptista recuerda además que él se opuso a que se le cortara la cabeza al cadáver del Che. Argumentó que no lo haría por razones éticas. Félix Rodríguez, el agente de la CIA presente en el lugar, le dio su respaldo. Es por eso que se decidió solo mutilar las manos y descartar la decapitación. Según narra Baptista a la periodista mexicana, él solo dirigió el corte, el cual fue realizado por el general Roberto Toto Quintanilla, jefe de inteligencia del Ministerio del Interior.
Por otra parte, Baptista, quien también hizo la autopsia al cuerpo de la guerrillera argentino alemana Tania (Tamara Bunke), la única mujer del grupo, confirma en su entrevista que no estaba embarazada, como afirma un especialista mexicano en esta fase histórica de la vida de América Latina.
Dicha camisa podría servir para que mediante un estudio de ADN se pudiera determinar si los huesos desenterrados en 1997 en la pista de aterrizaje de la ciudad boliviana de Vallegrande corresponden realmente a Guevara. Aún subsisten las dudas al respecto debido a que ese año no se hicieron estudios genéticos pese a lo cual se dio por seguro el hallazgo debido a que uno de los esqueletos encontrados no tenía manos y su dentadura era similar a la del guerrillero argentino cubano.
Después de su muerte en el pueblo de La Higuera, un equipo médico de Vallegrande le cortó las manos al Che a fin de contar con una prueba irrefutable de su identidad. Luego, el cuerpo fue enterrado en una fosa común y solo se supo de su localización 30 años después. Tras una excavación y un análisis a cargo de expertos forenses cubanos y argentinos, se determinó que uno de los esqueletos encontrados era el del Che. Los huesos fueron trasladados a Cuba y se encuentran depositados en un mausoleo en la ciudad de Santa Clara.
Ernesto Guevara, más conocido como el Che, fue ministro de industrias y presidente del Banco Central de Cuba. Participó junto con Fidel Castro en la Revolución que culminó con el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista en enero de 1959. Nacido en Rosario, Argentina, el Che conoció a los revolucionarios cubanos en la ciudad de México, donde vivió dos años, antes de embarcarse en la incursión a la isla del Caribe.
El médico Abraham Baptista fue obligado a falsear el reporte de la autopsia que le hizo al cadáver del guerrillero Ernesto Che Guevara en la localidad de Vallegrande el 9 de octubre de 1967. Baptista confirmó que éste murió a consecuencia de un disparo en el corazón. Sin embargo, ese dato básico tuvo que ser omitido en el reporte final, al cual además él debió añadir la presencia de nueve heridas de bala que no estaban en el cuerpo del Che.
La alteración de datos en la autopsia pretendía respaldar la versión oficial del gobierno boliviano de que Guevara había muerto en combate. Luego se demostró que fue asesinado al mediodía del 9 de octubre de 1967 por decisión del ejército.
Baptista rompió un largo silencio de diez años ante la periodista mexicana Leticia Montagner, quien este mes publica un recuento de su conversación con el galeno boliviano en la edición especial de la revista mexicana Proceso. Montagner ha escrito un libro aún inédito con Raúl Torres Salmerón, que llevará por título “Yo hice la autopsia del Che Guevara”, en el que se detallan estas revelaciones. La anterior entrevista concedida por Baptista fue a la misma Montagner y fue publicada en el diario Milenio en 2007. En esa ocasión, el médico adelantó algunos detalles que ahora se conocen plenamente.
El médico Abraham Baptista llegó a México en 1969 para especializarse en oncología y desde entonces no ha regresado a Bolivia. En 1967, año de la muerte del Che, era director del hospital “Señor de Malta” de Vallegrande y fue obligado por las autoridades militares bolivianas a realizar la autopsia a su cadáver. Además, le hizo una mascarilla mortuoria y “dirigió”, le dijo a Montagner, el corte de las manos del guerrillero. Dichas manos fueron guardadas por el gobierno boliviano como prueba de la identidad del asesinado. Hoy se encuentran en Cuba, al igual que el resto del cuerpo, que fuera desenterrado en 1997 de una fosa común clandestina de la pista de aterrizaje de Vallegrande.
“Luego de la primera revisión del cadáver, en la autopsia de reconocimiento, declaré ante la prensa internacional que el Che había sido ejecutado básicamente de un disparo al corazón. Ante la divergencia de información dada por el ejército y el Ministerio de Defensa (…) en el sentido de que había sido capturado o había muerto en combate, me dieron la orden de negar mi declaración y elaborar una nueva versión”, revela Baptista a la periodista mexicana.
De comprobarse que el reporte del médico no refleja las características reales que mostraba el cadáver del Che Guevara, algunas investigaciones realizadas en estas décadas podrían quedar en duda. Por ejemplo, los periodistas Bertrand de la Grange y Maité Rico del diario español El País y del francés “Le Monde” respectivamente, sostienen desde 2007 que el cadáver encontrado junto a otros seis en una fosa común en Vallegrande en julio de 1997, no corresponde al Che, como aseguraron los médicos cubanos que realizaron el hallazgo que condujo a la repatriación final de los huesos a la ciudad cubana de Santa Clara, donde fueron depositados en un mausoleo.
Como argumento central de su hipótesis, Rico y de la Grange afirman que el cadáver repatriado y enterrado en la isla no coincide con la descripción planteada en su informe por Baptista en 1967. "El informe de 1997 describe las fracturas de la 2ª y 3ª costilla izquierda. Esas fracturas no figuran en la autopsia de 1967, que señala, en cambio, una lesión entre la 9ª y la 10ª costilla izquierda, inexistente en el otro informe", escribe De la Grange en un artículo del diario español El País publicado el 7 de octubre de 2007. Hoy, diez años después sabemos, gracias a la entrevista de Leticia Montagner, que las lesiones señaladas en la costilla izquierda fueron “inventadas” por Baptista por órdenes del ejército boliviano y que no corresponden a la realidad.
El médico boliviano afirma tener en su poder la camisa del Che, la cual tomó del piso de la lavandería donde fue exhibido su cadáver horas después de que éste fuera retirado por las autoridades. El Che fue presentado sin camisa aquel día. Esta prenda cubierta por la sangre del guerrillero podría servir para terminar de disipar las dudas sobre si los huesos que descansan en Cuba son los suyos o de otra persona. “Además del examen de ADN, hay que comparar las heridas que registra la camisa en mi poder y el falso dictamen que elaboré”, señala Baptista. En tal sentido, le ofrece al gobierno de Cuba toda su colaboración para terminar de disipar los interrogantes.
Baptista recuerda además que él se opuso a que se le cortara la cabeza al cadáver del Che. Argumentó que no lo haría por razones éticas. Félix Rodríguez, el agente de la CIA presente en el lugar, le dio su respaldo. Es por eso que se decidió solo mutilar las manos y descartar la decapitación. Según narra Baptista a la periodista mexicana, él solo dirigió el corte, el cual fue realizado por el general Roberto Toto Quintanilla, jefe de inteligencia del Ministerio del Interior.
Por otra parte, Baptista, quien también hizo la autopsia al cuerpo de la guerrillera argentino alemana Tania (Tamara Bunke), la única mujer del grupo, confirma en su entrevista que no estaba embarazada, como afirma un especialista mexicano en esta fase histórica de la vida de América Latina.